Uno de los errores más persistentes en la rehabilitación de pacientes con lesiones del sistema nervioso central (SNC) es la fijación en el músculo como unidad principal de análisis y tratamiento. Este enfoque, heredado de paradigmas biomecánicos tradicionales, asume que «arreglar» un músculo es suficiente para restaurar una función. Pero ¿Qué tan cerca estamos realmente de abordar el problema subyacente?
La falacia del músculo como objetivo
El SNC no «piensa» en músculos, piensa en movimientos. Las vías motoras no están diseñadas para activar un músculo de forma aislada; están diseñadas para orquestar patrones de movimiento funcionales, integrando múltiples músculos, posturas y ajustes en tiempo real. Centrar la rehabilitación en ejercicios que fortalecen un grupo muscular específico no solo ignora esta realidad, sino que además limita la capacidad del cerebro de reaprender movimientos efectivos y funcionales.
La rehabilitación centrada en músculos parte de una lógica lineal: identificar qué músculos «fallan» y trabajarlos hasta que «funcionen». Sin embargo, este enfoque pasa por alto una verdad esencial de la neurociencia del movimiento: los músculos son meros instrumentos; el cerebro es el compositor.
Lo que los tractos motores nos enseñan
Consideremos los principales tractos motores:
- Tracto corticoespinal: Especializado en movimientos precisos y específicos, como la manipulación fina de objetos. Ejercicios basados en este tracto deben buscar restaurar habilidades finas y funcionales, no simplemente fortalecer músculos individuales.
- Tracto retículo-espinal: Responsable de patrones motores amplios y sinérgicos. Su activación implica movimientos posturales y de coordinación global, más que trabajo muscular localizado.
- Tracto vestíbulo-espinal: Clave para el equilibrio y la estabilidad. Aquí, los ejercicios deben desafiar los sistemas sensoriales y motores que contribuyen al control postural, no a músculos aislados.
Es sorprendente que, con este conocimiento bien establecido, la práctica clínica siga ignorando la organización jerárquica y funcional del sistema motor. Seguimos tratando el SNC como si fuera un «selector de músculos», cuando en realidad es un sistema integrado que construye movimiento a partir de conexiones complejas y dinámicas.
El fracaso de la «repetición sin propósito»
En rehabilitación, la repetición sin contexto ni propósito funcional no restaura las conexiones neuronales dañadas. Al contrario, puede reforzar patrones disfuncionales de movimiento. El movimiento es aprendizaje, no entrenamiento mecánico. Para que un paciente recupere el control funcional, debemos enfocarnos en ejercicios que desafíen al cerebro a reorganizarse, no simplemente en tareas que generen fuerza muscular.
Hacia una neurorrehabilitación basada en principios
La rehabilitación debería centrarse en los principios fundamentales de neuroplasticidad:
- Especificidad: Diseñar tareas que reflejen las demandas reales del movimiento funcional.
- Contexto: Incorporar la práctica en escenarios que desafíen al sistema nervioso, no solo al sistema muscular (tener en cuenta aspectos cognitivos…)
- Propósito: Cada repetición debe activar las redes neuronales responsables del movimiento global.
Es momento de abandonar los enfoques simplistas que ven al cuerpo como una colección de músculos y adoptar una perspectiva más sofisticada, que respete la arquitectura funcional del SNC. Solo entonces podremos ofrecer a nuestros pacientes una verdadera oportunidad de recuperación funcional.
José López Sánchez
CEO @ Centro Europeo de Neurociencias | Intensive Therapy Specialist